LA BUSQUEDA DEL TALENTO
La selección de los talentos para el fútbol, no ha sido hasta ahora un verdadero problema en nuestro país. La ductilidad o el virtuosismo del jugador común a gran parte del territorio americano no se han estudiado si obedece todavía a uno o a varios factores.
Hasta podría preguntarse si no existe también, un factor genético hereditario entre otros no cuestionados pero tampoco aceptados desde el rigor científico, como las causas socioculturales, el perfil psicológico o personalidad, el sentimiento o interpretación de una estética de juego. O para resumirlo un poco ligeramente, el resultado de la idiosincrasia local con algunos puntos comunes a nuestra geografía continental y muchos otros puntos comunes a las particularidades de nuestra geografía nacional, como ser la identidad transmitida de generación en generación. De manera que estos factores se potencian y plasman en un contexto con características que le son propias y que responden a circunstancias variadas como ser:
Una región propicia desde el punto de vista geográfico para la práctica continua del deporte al aire libre que obedece a una amplitud de superficie mayoritariamente llana con un clima benigno en la mayor parte del territorio.
Condiciones de seguridad urbana y social.
Un subdesarrollo tecnológico masivo social y educativo, sobre todo en el ámbito de las comunicaciones con distintas y menores obligaciones para un futuro proyecto de vida, con otras necesidades inmediatas y futuras y una administración del tiempo libre más amplia.
En la actualidad ese marco ya no es tan propicio. Causa de ello es la hiperurbanización con su consecuente falta de espacios verdes y la inseguridad infraestructural y social.
Por otra parte las nuevas y más exigentes necesidades de conocimientos en el plano educativo con una mayor ocupación del tiempo libre y mayor oferta tecnológica como actividad lúdica sedentaria (T.V., juegos interactivos, etc.); productos acabados estimulantes de la inteligencia abstracta pero a veces inhibidores de la creatividad.
Como conclusión se obtiene que el principio del problema de la búsqueda del talento radica entonces en la problemática del tiempo, el espacio y la seguridad.
Un dato de fundamentación es que ya en la actualidad se ha comprobado estadísticamente que entre el 70% y el 80% de los jugadores consolidados no provienen de las grandes ciudades sino del interior.
Esta problemática acota dos grandes obstáculos desde el análisis didáctico:
Falta asidua y de continuidad con el elemento del juego (la pelota) y el juego mismo.
Hasta podría preguntarse si no existe también, un factor genético hereditario entre otros no cuestionados pero tampoco aceptados desde el rigor científico, como las causas socioculturales, el perfil psicológico o personalidad, el sentimiento o interpretación de una estética de juego. O para resumirlo un poco ligeramente, el resultado de la idiosincrasia local con algunos puntos comunes a nuestra geografía continental y muchos otros puntos comunes a las particularidades de nuestra geografía nacional, como ser la identidad transmitida de generación en generación. De manera que estos factores se potencian y plasman en un contexto con características que le son propias y que responden a circunstancias variadas como ser:
Una región propicia desde el punto de vista geográfico para la práctica continua del deporte al aire libre que obedece a una amplitud de superficie mayoritariamente llana con un clima benigno en la mayor parte del territorio.
Condiciones de seguridad urbana y social.
Un subdesarrollo tecnológico masivo social y educativo, sobre todo en el ámbito de las comunicaciones con distintas y menores obligaciones para un futuro proyecto de vida, con otras necesidades inmediatas y futuras y una administración del tiempo libre más amplia.
En la actualidad ese marco ya no es tan propicio. Causa de ello es la hiperurbanización con su consecuente falta de espacios verdes y la inseguridad infraestructural y social.
Por otra parte las nuevas y más exigentes necesidades de conocimientos en el plano educativo con una mayor ocupación del tiempo libre y mayor oferta tecnológica como actividad lúdica sedentaria (T.V., juegos interactivos, etc.); productos acabados estimulantes de la inteligencia abstracta pero a veces inhibidores de la creatividad.
Como conclusión se obtiene que el principio del problema de la búsqueda del talento radica entonces en la problemática del tiempo, el espacio y la seguridad.
Un dato de fundamentación es que ya en la actualidad se ha comprobado estadísticamente que entre el 70% y el 80% de los jugadores consolidados no provienen de las grandes ciudades sino del interior.
Esta problemática acota dos grandes obstáculos desde el análisis didáctico:
Falta asidua y de continuidad con el elemento del juego (la pelota) y el juego mismo.
Falta de ejercicio de la creatividad por medio de la exploración y autodescubrimiento de las propias posibilidades y de la de los demás resultando de ello una menor posibilidad de desarrollo de la, inteligencia de juego.
No hace mucho tiempo el D.T. del Seleccionado Argentino de Fútbol, el Sr. Marcelo Bielsa, vertió una opinión que acarreó muchas controversias y susceptivilidades en los diversos estamentos del fútbol. Opinión que comparto más como una sentencia para el futuro que como un veredicto para el presente pero interconexas ambas cosas.
Se refirió a que cada vez es menor la aparición de buenos jugadores y sugirió recrear el potrero como expresión nacional del espacio libre o descampado donde el niño auto aprendía y experimentaba.
Se supone que su intención fue decir que se debiera instaurar o crear una sistematización en la enseñanza, donde si bien es imposible reproducir análogamente este espacio con el mismo contexto y marco, que se pueda al menos imitarlo lo mejor posible y sí reproducir sus resultados. Ofrecer posibilidades de creación y descubrimiento mediante la tarea educativa dirigida y libre.
Todos éstos son temas que deben ser tratados: la estructuración y planificación de los proyectos de las entidades deportivas que son las únicas que hoy mayoritariamente brindan esa posibilidad; la formación de los jóvenes jugadores fundamentalmente en el aspecto motor y condicional, por ser la tarea que compete al docente de Educación Física. Precisamente a este aspecto se hará referencia introductoriamente.
Sucede algo similar a la problemática del talento futbolístico.
Son los mismos factores los influyentes sobre una menor habilidad y destrezas en general; principalmente los cambios de hábitos lúdicos.
Varios pedagogos, metodólogos, entrenadores y profesores han dejado interesante bibliografía acerca de un proceso en la enseñanza o conducción de niños y jóvenes futbolistas; y todos, en mayor o menor medida tienen puntos de acercamiento o coincidencia.
Lo cierto es que la estructuración para la conducción de los niños y jóvenes en los clubes de fútbol debe estar programada y planificada de acuerdo a los objetivos institucionales, las necesidades del medio, pero también a las necesidades de los futuros protagonistas de este deporte espectáculo como medio más eficaz para su permanencia.
Algo que viene llamando la atención desde hace un tiempo, es que cada vez es más común ver a niños que no pueden resolver situaciones en la clase de educación física de la escuela.
En primer término por carencias motoras que desde una conclusión simplista y desde la mera observación se debe a la poca estimulación.
Otra cosa que también llama la atención y viene ocurriendo últimamente, es que en los últimos años de trabajo en divisiones inferiores he escuchado decir a los distinto entrenadores, "...que poco inteligentes son ahora los jugadores...".
Entonces la gran pregunta es: ¿Qué porcentaje de incumbencia tiene la técnica por si sola como conducta motora específica?, y ¿cuánto influye para esta motricidad específica la motricidad general y que porcentaje de influencia tienen las conductas tácticas individuales?
Creo que todos estos elementos se conjugan y que sus porcentajes de protagonismo son tan influyentes como fluctuantes son las acciones mismas del juego.
Lo cierto es que por los problemas apuntados, es obvio que la técnica individual juega un rol importante, pero la táctica individual donde ocurren las tomas de decisiones en base a análisis de las situaciones son fundamentales también.
Muchas veces una deficiente ejecución se debe a la tardanza en la toma de decisión.
Esto reflexiona acerca de si no existiría hoy entonces en los niños menores posibilidades perceptivas y una falta de ejercicio para la decodificación y análisis de los estímulos recibidos.
Otras veces una temprana pérdida de la condición lleva también a estas deficiencias motoras.
Hasta aquí lo que está muy claro es que por cualquiera de los tres aspectos mencionados, que son las constantes de los defectos, se deben a una falta de estimulación por cantidad y continuidad.
Pero en el marco del deporte competitivo, en este caso el fútbol hay un factor interviniente que va tomando cada vez mayor relevancia; la metodología de aplicación, la planificación y la selección de los medios y contenidos. Por tal motivo surge la necesidad de cambiar en la estructuración del proceso de formación del jugador las distintas variables que son:
entrenamiento en función del tiempo cuantitativa y cualitativamente.
función direccional y orientación diversificada acorde a las edades (etapas en la sistematización de la conducción pedagógica del futbolista).
Claridad en las expectativas propias y transferidas.
El primer punto aborda la necesidad de incrementar la cantidad del tiempo de concurrencia del niño al club.
Hoy, al menos en nuestro medio los niños que ingresan a los clubes de fútbol, lo hacen por los motivos ya expresados con déficit sobre todo condicionales, máxime teniendo en cuenta que en la actualidad la escuela no resuelve estos problemas tanto desde el marco político nacional (llámese infraestructura, cantidad de horas asignadas a educación física; llámese una política desde el mismo seno de la educación física cuanto a sus contenidos curriculares y perfil de los egresados de los institutos) lo que lleva a afirmar que estamos en presencia de una educación física más recreativa que formativa.
Entonces el primer paso estaría dirigido a aumentar la cantidad de tiempo del niño y el joven al entrenamiento, no para que aumente sus horas de práctica de fútbol solamente sino para su desarrollo y formación integral motora y deportiva abordada desde la multilateralidad.
El segundo punto deviene del primero en tanto que una mejora cuantitativa tendría eficacia si la mejora es también cualitativa.
Esto es probable debido a un mejor margen para la distribución de los estímulos.
Dicha distribución incumbe a la formación condicional general y específica y a la formación deportiva general y específica (fútbol).
En relación a lo mencionado acerca de los déficit observados en los niños y jóvenes jugadores que se encuentran en las etapas de promoción de los jugadores juveniles al ámbito profesional, es que una de las barreras más observadas son las lesiones e impedimentos condicionales debido a descompensaciones en cuanto al desarrollo de las cualidades físicas producto de una exagerada especialización temprana y a la falta de trabajo multilateral de manejo del cuerpo y la capacidad de acoplamiento.
Con respecto a la capacidad de entendimiento del juego y a la resolución de los problemas que este plantea, dos déficit observados tienen relación se cree con lo expresado anteriormente acerca de los cambios de hábitos lúdicos donde el juego es cada vez menos socializador puesto que la condición de interactividad se da con los objetos que ofrece la tecnología (videojuego, computadora etc.).
La ausencia de la capacidad de percepción, rapidez de decodificación y tardanza en la repuesta motora tendría íntima relación con el manejo del espacio en cuanto a las posibilidades y restricciones, observándose un incorrecto uso de la capacidad de orientación espacial general y específica adaptada al juego en cuestión asociada a aspectos temporales y otras capacidades como la de ritmo (pausas, frenos y cambios de velocidad etc.) adaptación y readaptación, etc.
El último punto acota sobre la presión ejercida y demanda de responsabilidades por parte de entrenadores y padres haciendo que se pierda el sentido lúdico en los niños y el placer por el juego mismo.
No se debe olvidar que el niño es competitivo de por sí y que le gusta ganar, demostrar y demostrarse.
El aspecto volitivo puede y debe conducirse y moldearse y es uno de los factores que caracterizan al talento.
No hace mucho tiempo el D.T. del Seleccionado Argentino de Fútbol, el Sr. Marcelo Bielsa, vertió una opinión que acarreó muchas controversias y susceptivilidades en los diversos estamentos del fútbol. Opinión que comparto más como una sentencia para el futuro que como un veredicto para el presente pero interconexas ambas cosas.
Se refirió a que cada vez es menor la aparición de buenos jugadores y sugirió recrear el potrero como expresión nacional del espacio libre o descampado donde el niño auto aprendía y experimentaba.
Se supone que su intención fue decir que se debiera instaurar o crear una sistematización en la enseñanza, donde si bien es imposible reproducir análogamente este espacio con el mismo contexto y marco, que se pueda al menos imitarlo lo mejor posible y sí reproducir sus resultados. Ofrecer posibilidades de creación y descubrimiento mediante la tarea educativa dirigida y libre.
Todos éstos son temas que deben ser tratados: la estructuración y planificación de los proyectos de las entidades deportivas que son las únicas que hoy mayoritariamente brindan esa posibilidad; la formación de los jóvenes jugadores fundamentalmente en el aspecto motor y condicional, por ser la tarea que compete al docente de Educación Física. Precisamente a este aspecto se hará referencia introductoriamente.
Sucede algo similar a la problemática del talento futbolístico.
Son los mismos factores los influyentes sobre una menor habilidad y destrezas en general; principalmente los cambios de hábitos lúdicos.
Varios pedagogos, metodólogos, entrenadores y profesores han dejado interesante bibliografía acerca de un proceso en la enseñanza o conducción de niños y jóvenes futbolistas; y todos, en mayor o menor medida tienen puntos de acercamiento o coincidencia.
Lo cierto es que la estructuración para la conducción de los niños y jóvenes en los clubes de fútbol debe estar programada y planificada de acuerdo a los objetivos institucionales, las necesidades del medio, pero también a las necesidades de los futuros protagonistas de este deporte espectáculo como medio más eficaz para su permanencia.
Algo que viene llamando la atención desde hace un tiempo, es que cada vez es más común ver a niños que no pueden resolver situaciones en la clase de educación física de la escuela.
En primer término por carencias motoras que desde una conclusión simplista y desde la mera observación se debe a la poca estimulación.
Otra cosa que también llama la atención y viene ocurriendo últimamente, es que en los últimos años de trabajo en divisiones inferiores he escuchado decir a los distinto entrenadores, "...que poco inteligentes son ahora los jugadores...".
Entonces la gran pregunta es: ¿Qué porcentaje de incumbencia tiene la técnica por si sola como conducta motora específica?, y ¿cuánto influye para esta motricidad específica la motricidad general y que porcentaje de influencia tienen las conductas tácticas individuales?
Creo que todos estos elementos se conjugan y que sus porcentajes de protagonismo son tan influyentes como fluctuantes son las acciones mismas del juego.
Lo cierto es que por los problemas apuntados, es obvio que la técnica individual juega un rol importante, pero la táctica individual donde ocurren las tomas de decisiones en base a análisis de las situaciones son fundamentales también.
Muchas veces una deficiente ejecución se debe a la tardanza en la toma de decisión.
Esto reflexiona acerca de si no existiría hoy entonces en los niños menores posibilidades perceptivas y una falta de ejercicio para la decodificación y análisis de los estímulos recibidos.
Otras veces una temprana pérdida de la condición lleva también a estas deficiencias motoras.
Hasta aquí lo que está muy claro es que por cualquiera de los tres aspectos mencionados, que son las constantes de los defectos, se deben a una falta de estimulación por cantidad y continuidad.
Pero en el marco del deporte competitivo, en este caso el fútbol hay un factor interviniente que va tomando cada vez mayor relevancia; la metodología de aplicación, la planificación y la selección de los medios y contenidos. Por tal motivo surge la necesidad de cambiar en la estructuración del proceso de formación del jugador las distintas variables que son:
entrenamiento en función del tiempo cuantitativa y cualitativamente.
función direccional y orientación diversificada acorde a las edades (etapas en la sistematización de la conducción pedagógica del futbolista).
Claridad en las expectativas propias y transferidas.
El primer punto aborda la necesidad de incrementar la cantidad del tiempo de concurrencia del niño al club.
Hoy, al menos en nuestro medio los niños que ingresan a los clubes de fútbol, lo hacen por los motivos ya expresados con déficit sobre todo condicionales, máxime teniendo en cuenta que en la actualidad la escuela no resuelve estos problemas tanto desde el marco político nacional (llámese infraestructura, cantidad de horas asignadas a educación física; llámese una política desde el mismo seno de la educación física cuanto a sus contenidos curriculares y perfil de los egresados de los institutos) lo que lleva a afirmar que estamos en presencia de una educación física más recreativa que formativa.
Entonces el primer paso estaría dirigido a aumentar la cantidad de tiempo del niño y el joven al entrenamiento, no para que aumente sus horas de práctica de fútbol solamente sino para su desarrollo y formación integral motora y deportiva abordada desde la multilateralidad.
El segundo punto deviene del primero en tanto que una mejora cuantitativa tendría eficacia si la mejora es también cualitativa.
Esto es probable debido a un mejor margen para la distribución de los estímulos.
Dicha distribución incumbe a la formación condicional general y específica y a la formación deportiva general y específica (fútbol).
En relación a lo mencionado acerca de los déficit observados en los niños y jóvenes jugadores que se encuentran en las etapas de promoción de los jugadores juveniles al ámbito profesional, es que una de las barreras más observadas son las lesiones e impedimentos condicionales debido a descompensaciones en cuanto al desarrollo de las cualidades físicas producto de una exagerada especialización temprana y a la falta de trabajo multilateral de manejo del cuerpo y la capacidad de acoplamiento.
Con respecto a la capacidad de entendimiento del juego y a la resolución de los problemas que este plantea, dos déficit observados tienen relación se cree con lo expresado anteriormente acerca de los cambios de hábitos lúdicos donde el juego es cada vez menos socializador puesto que la condición de interactividad se da con los objetos que ofrece la tecnología (videojuego, computadora etc.).
La ausencia de la capacidad de percepción, rapidez de decodificación y tardanza en la repuesta motora tendría íntima relación con el manejo del espacio en cuanto a las posibilidades y restricciones, observándose un incorrecto uso de la capacidad de orientación espacial general y específica adaptada al juego en cuestión asociada a aspectos temporales y otras capacidades como la de ritmo (pausas, frenos y cambios de velocidad etc.) adaptación y readaptación, etc.
El último punto acota sobre la presión ejercida y demanda de responsabilidades por parte de entrenadores y padres haciendo que se pierda el sentido lúdico en los niños y el placer por el juego mismo.
No se debe olvidar que el niño es competitivo de por sí y que le gusta ganar, demostrar y demostrarse.
El aspecto volitivo puede y debe conducirse y moldearse y es uno de los factores que caracterizan al talento.
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